Sofi Cantilo

Semana a semana, voy subiendo la carga de entrenamiento. Ya arranqué con los dobles turnos, y el fondo largo va en aumento. Las cuestas siguen firmes, y cada semana meto un poquito más.
La gente se asombra, el encargado del edificio me ve salir, y no puede creer que me vaya a entrenar, de nuevo. Mis amigas me miran como si fuese un marciano. A mi entender, los marcianos son ellas, que no entrenan. No sé cómo hacen para lidiar con sus preocupaciones o problemas, estando quietas.
Si bien es cierto que estoy más cansada, que hay momentos en los que siento las piernas pesadas, o que muchas veces me da una fiaca terrible ir a entrenar, no hay NADA en este mundo que me haga mejor. El mundo, y yo. Mi cuerpo se oxigena, mi cerebro se va liberando, así las preocupaciones se van afinando y empiezo a ver todo con mayor claridad. Hasta lo que no quiero ver, pero está ahí. Tomá, miralo, aceptalo.

Vuelvo a casa renovada, habiendo salido, habiendo tomado aire, habiendo visto árboles, pisado pasto, sentido el sol, el viento, la lluvia. Vuelvo a ser yo.

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4 Responses so far.

  1. Unknown says:

    no podría estar más de acuerdo!

  2. Unknown says:

    ¡Qué bueno que concordemos, Guido!

  3. Anónimo says:

    Como dice KILIAN...NO ES MAS FUERTE AQUEL QUE GANA,SINO AQUEL QUE MAS LO DISFRUTA...guillermo polo neuquen.

  4. Unknown says:

    No sé quién es más fuerte, pero sí quién es más feliz...

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