Sofi Cantilo

De cara al Mundial 2013 en Gales, cuatro de los integrantes de la seleccion -Gustavo Reyes, Nelson Ortega, Laura Lucero y Laura Muñoz-, están organizando dos jornadas de entrenamiento y charlas para deportistas. Tuve la suerte de ir a un Camp de entrenamiento a cargo de Nelson y Gustavo a fines del año pasado, y la verdad es que fue una experiencia única. No sólo se aprende mucho, sino que tener la posibilidad de compartir sesiones de entrenamiento con ellos y con corredores amateurs de todo el país es súper enriquecedor, en todo sentido.
Lo súper recomiendo para este fin de semana largo! A mi me encantaría ir, pero la logística familiar no es fácil, menos que menos a tan poco tiempo de "fugarme" para ir al Mundial...!
A margen de que lo que están haciendo los chicos me parece buenísimo, me choca bastante que se tengan que realizar estas acciones para conseguir los medios para ir a una competencia oficial, representando al país... La burocracia tiene unos tiempos que no son los del deporte: con más de un año de anticipación NO se puede elegir un seleccionado. Si bien creo que se puede tener un buen equipo armado unos meses antes, un año me parece una bestialidad. Y esa es la única forma de tener una chance de conseguir apoyo oficial...
En este margen, en el que los sectores privados también apoyan muy poco, fue increíble recibir el apoyo de Neuralsoft, una empresa de soluciones informáticas, cuyo CEO se comunico con Gustavo y conmigo ofreciendo su apoyo. Tuve la suerte de intercambiar algunos mails con el, y la verdad es que emocionaron muchas de las cosas que me dijo. El lema de la empresa es "Neuralsoft es querer crecer". La verdad es que siento un paralelismo enorme con ellos, dado que nosotros buscamos lo mismo: crecer cómo deportistas y hacer crecer esta disciplina dentro de nuestro país. Marcar un camino y así lograr que, para las generaciones que vienen, sea más fácil. Hay un semillero enoooorme en Argentina, y un talento especial. Que los chicos vean hoy que SE PUEDE, y le pongan todas las pilas a su desarrollo, para poder convertirse en grandes atletas. 

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Estoy en la semana de mayor carga de mi plan de entrenamiento previo al mundial. El lunes fue un día intenso en el gym y ayer, cuando quise salir de la cama, sentí todos y cada uno de mis músculos quejarse. Fui caminando hasta donde nos encontramos con el grupo de entrenamiento (Correrayuda, de Marcelo Perotti) y, apenas llegue, le dije a un amigo: "No me puedo mover, no se cómo voy a correr".
Lejos de correr, nos tocaron unas pasadas cortas con gimnasia, uno de mis entra mientas preferidos. Esta vez, Marcelo había cambiado la distancia y la recuperación y, sobre la mitad del trabajo, ya estábamos todos (especialmente yo), haciendo el trabajo como inválidos. A la noche, caminaba como Frankenstein. 
Hoy estoy mejor de lo que pensaba. Rota, pero mejor de lo que pensaba. Por eso decidí invertir mis turnos de entrenamiento, e ir a la mañana al gym y a la tarde a correr. Así mañana, en las pasadas, mi cuerpo puede hacer un movimiento que se asemeje al correr.
A pesar de que duele y de que cada acción, por simple que sea cuesta, me encanta esta sensación porque quiere decir que estoy haciendo las cosas bien. Bajo ningún concepto, la semana de más carga debe ser "un paseo por el campo"...
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En algún momento, la noche dejó de ser una amiga. Ese instante de llegar a la cama, con el cuerpo exhausto, y acostarme esperando que llegue el sueño, dejó de ser placentero. Me vienen miles de imágenes a la cabeza, recuerdos, y empiezo a dar mil y una vueltas, y no puedo dormir. Y el agujero que tengo en la panza se va agrandando, hasta casi comerme. De adentro hacia afuera. 
Y después se hace de día. Empiezo a respirar tranquila, porque se que falta poco para el momento de ponerme las zapatillas y salir. El foco está en poner un pie adelante del otro,  en escuchar mi respiración, en en ser consciente de mi cuerpo. En la sensación del viento contra mi cara. Mientras voy sintiendo mi cuerpo, abro otro canal y empiezo, simplemente, a sentir. Y, ahí, la cosa cambia: vienen los recuerdos, aparecen las imágenes, todo está igual que como estuvo a la noche. Hasta el vacío de la panza. Sin embargo, la sensación es distinta: hay cercanía, hay conexión. Entiendo que vamos juntos a algún lugar. Como tantas veces. Siempre... 

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