Sofi Cantilo


La carrera empezó el viernes 4 de diciembre en la charla previa en el local de North Face. Por más que los personajes que iban a estar me re divertían, prefería quedarme descansando en el hotel. Pero Sátur tb estaba copado con la idea, así que me dio no sé qué y allí fuimos.
Los personajes:
-Nick (encargado del recorrido/organizador de la carrera).
-Lizzie Hawker, atleta North Face, campeona miles de veces. etc.
-Amy Palmiero Winters, una mujer que tuvo un accidente en moto y, después de 27 operaciones, le tuvieron que amputar su pierna izquierda. Igual, es ultramaratonista de montaña!!!
-Allen Yip, el mega trainer de North Face (que dijo que para correr trail running hay que entrenar en trails... Ese hombre NO conoce AM/PM!!!!!; por suerte Amy lo bajó de un hondazo diciéndole que ella entrena subiendo y bajando escaleras en NY!).
-Dean Karnazes, el hombre que a sus 30 años empezó a correr y no paró más. Hizo 50 maratones en 50 días consecutivos en USA, miles de ultras, y es autor de "Ultramarathon Man" entre otros libros. Fue nombrado por Times como una de las 100 personas más influyentes.

Con Dean Karnazes

La charla fue alucinante pero, cuando fuimos a comer a las 8 y media de la noche yo estaba bastante estresada. Tenía que tomar el desayuno a las 3am y largar a las 5.
Comimos pizza & ñoquis y a la cama.
3.08am me traen el desayuno. Me visto (top blanco; calza negra con banderas argentinas a los costados & el logo correrayuda en la pata & la cola; remera argentina con logo de carrera, logo correrayuda), preparo Camels (uno dejé congelándose para mandar a un puesto de hidratación a la mitad de la carrera) y partimos.
Ya estaban Hugo & Gaby, muy preparados. La carrera se atrasó 15 min, así que 5.15 largamos en medio de la oscuridad con linternas frontales obligatorias ON. A los 5 min de largar, empezamos a subir, y subir, y subir. Cuando parecía que ya estaba, doblaba y seguía subiendo. Más de 30 min.. Igual, llegué al 1er puesto de hidratación a los 49.55 (promedio 5, y sentía que iba a un ritmo bueno, pero relajado.
Y ahí empezaron los problemas: llegamos a una bifurcación donde había una flecha que apuntaba a la derecha y varios tipos que nos decían "a la izquierda y a la izquierda", Enseguida había otra bifurcación, así que tomamos a la izquierda de nuevo. A los 4/5 minutos, llegamos a un playón donde había una chica de la organización que se pone a alentarnos como loca. No se veían marcas, así que le pregunto para dónde hay que seguir. "Ah, no sé, acabo de llegar", me contesta. "La largada está a una milla, milla y media por ese camino, vayan a preguntar". Imagínense mi indignación... Así que, con el grupete con el que estaba, volvimos por donde habíamos venido hasta la 2da bifurcación, y ahí tomamos para el otro lado (se veían ya varios corredores yendo por ahí).
A los 10/15 minutos del episodio, doblamos a la derecha y encaramos una subida terrible. Bajo el ritmo a un trote muy suave. Llegamos arriba, una vista impresionante del Golden Gate y, a lo lejos, las luces de San Fran, agradezco inmensamente por disfrutar de ese momento; el camino se mete en un bosque, y vemos que vienen varios corredores de frente. MAL DE NUEVO!!!!!!!!!!!!!!!!! No les puedo explicar mi bronca/mal humor!!!!!! En menos de 30 minutos, 2 perdidas. Para que se den una idea, tardé 1 hora del puesto de hidratación 1 al 2, y el 2 estaba a 5km del 1, por un terreno similar.
Cuando llegué al puesto 2 ya estaba bastante claro, así que dejé mi linterna y seguí. A medida que iba amaneciendo, el camino se ponía increible: todo el tiempo mirando al Pacífico, con unos acantilados y rocas inmensas, la verdad es que era simplemente "breathtaking". A todo esto, no habían momentos planos, era una constante subir y bajar. Aunque me sentía fuerte, iba siguiendo los consejos del profe, y cuando las subidas se ponían bravas, trekkineaba (con ganas, pero trekking al fin) y en las bajadas me dejaba caer.
Las salidas al mar eran impresionantes, íbamos corriendo a la par del mar pero el terreno se complicaba: empezamos a bajar por un sendero finito medio rocoso y con una mini grieta en el medio. Ahí dejé de mirar para el costado y puse toda mi atención en mis pies (todos conocen mi torpeza característica!).
Todo lo que baja tiene que subir, así que después de unos 100/150 metros por un pueblito, nos mandaron a un sendero que iba subiendo una montaña. No era empinadísimo, pero era eterno. Mi pensamiento fue: "no es tan difícil como para hacerlo caminando, y además voy a perder demasiado tiempo; mejor el trote suavecito de Marcelo". Y así fue. Casi una hora seguida subiendo, pero la verdad es que venía disfrutando a full. Tanto es así, que llegué a "mi muro" (las 3 hs para mí son fatídicas, pero una vez que las paso ya está) sin darme cuenta. De golpe miré el reloj, y llevaba 3 horas 23 corriendo. Un flash!!!
Llegué al puesto de hidratación de Stinson Beach a las 4hs y monedas de carrera, justo cuando Sátur estaba largando la suya. Era un punto clave, porque hasta ahí iba el andando en bici cuando vivía en San Fran y le llevaba ese tiempo. Tb era el puesto de hidratación previo al de la mitad de la carrera. Ahora voy a hablar de los "AID STATION"; tenían DE TODO, pero de todo en serio: sándwiches, pollo, penaut butter, mermelada, skittles, pretzels, papas fritas, gomitas, geles marca ACCEL, gatorade, agua, coca, una fanta rara y sales NUN. Yo tomaba gato y seguía, tratando de parar lo menos posible. En mi mochila llevaba más gato & geles, y en el puesto de Stinson (por donde teníamos que pasar de nuevo) había dejado otra mochila con gato congelado & el resto de los geles.
Sigo: del puesto de Stinson nos marcan una caída a un sendero en medio del bosque. Y empezamos a bajar y bajar y bajar... El lugar era divino, lleno de plantas, árboles, lianas; pero tambien troncos que se cruzaban a la altura del cuello, raíces que atravesaban el sendero, pozos, grietas y barro. ¡Ideal para mi! Para mi sorpresa, bajé bien. De a ratos aparecían unos especie de escalones armados/desarmados con troncos que estaban súper patinosos y mohosos, y ahí frenaba, trataba de agarrarme de algo y bajaba tranquila. De golpe escucho que alguien dice "La fiesta se terminó", miro para adelante, y veo que empiezan de nuevo las subidas.
Me acordé de algo que había dicho Lizzie (la atleta North Face) la noche anterior: "Hay un punto en la carrera en el que tu cuerpo está agotado y la cabeza también se te cansa. Ahí hay que correr con el alma y con el corazón". Y le puse todo.
Ahora era un sendero muy muy finito que iba de a poco trepando. A los costados no había nada: una pared de pasto/paja hacia arriba y otra hacia abajo. El sendero, además de finito, tenía grietas y era medio irregular, por lo que iba con cuidado. Cada tanto se metía en el bosque (no sé de dónde, pero 2 veces ahí aparecieron bosques), seguía. De pronto veo que un tipo viene corriendo para mi lado, no se imaginan mi susto. "¡Nos equivocamos de nuevo!", pensé. Amago con preguntarle, pero no me dice nada. Al toque viene otro, pero me dice "Good job!". OK. Aunque parecía una locura por el tamaño del sendero, por ahí se iba y se venía. Ahí me crucé con la primera y la segunda mujer (iban súper separadas) y yo pasé a varias. Hasta que... EN UNA CURVA SEGUÍ DERECHO!!! Si, así como se lee. No se veía a la gente porque la montaña doblaba (salía una cima para un lado y otra para otro) y yo me fui a la que estaba mal. Como eran curvas, no me preocupaba no ver a nadie (de hecho, como éramos sólo 250, miles de veces iba sola). Las cintas tampoco me preocuparon, porque no estaban puestas cada 50 metros, como decían, en ninguna parte del recorrido; y encima tuve tanta mala suerte que, por donde fui, había unas cintas naranjas en el piso (después, mirándolas bien, decían "no cruzar" y eran viejas). Lo que sí me preocupó, al ratito, fue que no viniese nadie más de frente. Entonces me di vuelta y vi que, por la "montaña" de enfrente, iban los corredores.
Ay, no les puedo explicar mi bronca!! Mi primer pensamiento fue "Fue, yo bajo por este lado y me voy a la playa, de ahí veo qué hago". Pero enseguida pensé en Sátur, y que no podía no terminar la carrera POR ÉL. Él me tenía confianza ciega, ¿qué le iba a decir? "¿Me perdí y me volví?" Looser total. Emprendí la vuelta. Tuve que trepar como una cabra todo lo que había bajado. Volví al cruce y vi, a lo lejos, a una chica que había pasado hacía como 50 minutos. Me quería matar. Odié la carrera. Me acordé de Marce, que dice "son cosas que pueden pasar en carreras de aventura". "Pero no tanto, no en mi debut, no en la carrera con la que tanto soñé, no cuando hice un viaje infernal por esto!!!!!", pensé.
Antes de llegar al puesto de hidratación pude volver a pasar a esa chica, y allí vi a otra que tb había pasado antes. En los puestos, los de la organización te recibían con miles de elogios y gritos de aliento. Yo llegué indignada diciendo: "Díganle a Nick que su recorrido está mal marcado". Metí dos geles en la mochila (que nunca había probado, pero si no llegaba sin comida al puesto donde estaban los míos por la perdida) y partí. Seguía bien, pero con un mal humor imposile, tremendo. Tenía un nivel de frustración altísimo, no podía creer que lo que tanto había esperado saliese tan mal (pobres Gaby & Hugo, tuvieron la mala suerte de cruzarse conmigo en ese momento!!).
Justo antes de dejar de compartir el senderito con los que iban, me crucé con Amy, la chica de la pierna. "Hey!", me dice. "Me perdí 3 veces, no lo puede creer", le contesto. "Venís bien, fuerza!". Y ahí caí... Caí que estaba siendo una mocosa idiota, que Amy pasó por VEINTISIETE operaciones, igual perdió su pierna, y aún así corre ultramaratones de montaña; y yo me estaba quejando porque me había perdido TRES veces, en la carrera más importante de la distancia, en el lugar más lindo del mundo. Enseguida la cabeza me hizo click, y me metí en el bosque FE-LIZ.
Como dije antes, uno de los problemas del tiempo que perdés al perderte, es la comida.  Hice una mini evaluación de riesgos de probar un gel nuevo en carrera (que me explote la panza versus quedarme sin energías) y decidí confiar en mi estómago a prueba de balas. El gel era horrible (parecía un caramelo de dulce de leche pegajoso y feo), pero el estómago no me falló.
Bosque, más boque, raíces miles, supuestos escalones de troncos mohosos, bajadas eternas. Entonces de nuevo a subir, pero por una colina/pastizal, hasta el puesto de hidratación donde tenía que hacer el cambio de mochila. ¡Para qué! Como era invierno, y las cosas estaban a la sombra, la mochila no se me había descongelado. No lo pensé ni un minuto, les di el camel que tenía conmigo a los de la organización para que me lo llenasen, saqué los geles de repuesto, los cargué en mi camel y seguí. Sabía que ese puesto era la milla 30, así que me quedaban 32km, cosa que no me parecía para nada grave, es más, lo veía como algo cerca de la meta.
Ootro bosque. Los olores eran impresionantes, iba con todos los sentidos conectados con el ambiente, muy loco. En eso paso un cartel de "Cuidado con los osos", y no sé por qué me acordé de Disney y de Bambi, de esa leyenda que dice que se inspiró en los bosques de Bariloche para hacerla. Digo "leyenda", porque mientras corría por Muir Woods me avivé de que Disney se inspiró en ese lugar (está LLENO de osos, coyotes y... CIERVOS!); es más, Disney vivía en San Francisco, por lo que seguramente haya ido muuucho a esos bosques.
Salimos del bosque, cruzamos una ruta, y aparece el siguiente puesto de hidratación. Entre que no soy buena haciendo cuentas, y mi mezcla de millas y kilómetros, no tenía idea ´cuánto faltaba. Ahí lo paso a Sergio, un chico argentino, y le pregunto. "Más o menos 14/16 millas", me dice. "Ahh, una Nike", pienso. "¡Esto es una papa!" (vean lo mala que soy en matemáticas: una Nike tiene 21k, y esto eran 25, pero bueno...).
Entramos de nuevo en el bosque. Yo iba con un asiático y una rubia. Empieza una subida brava, y la chica iba con todo. Yo preferí guardarme porque todavía quedaba mucho por delante (igual, no se imaginan la bronca que me daba verla irse).
Salimos del bosque y aparece el mar: acantilados impresionantes, playas. Empieza a aparecer gente caminando, paseando a los perros. "Ya está, estamos cerca de la civilización de nuevo", pienso. Aparece el siguiente puesto de hidratación, restan 11 millas de carrera para los de 50millas. "¿Por dónde seguimos?", pregunto. La chica me señala con la cabeza al costado: un sendero de ripio con una inclinación TERRIBLE. El asiático me dice: "Esto es cruel; esto no es humano". Trekkineo con fuerza. La cima está lejísimos. Y, cuando llego, el camino se separa: los de 50k para la derecha, donde la subida se ponía recta; y los de 50millas a la izquierda, para donde la subida seguía, y seguía, y seguía. A ponerle garra! Cuando la subida amainaba un poco, trotaba; pero me empezó a pasar algo que jamás me había pasado antes: me dolían los codos. Ahí volví a agradecer haber ido la noche anterior a la charla: en un momento, Dean dijo: "La gente tiende a huir del dolor, a tenerle miedo. Pero nosotros, los ultramaratonistas, sabemos que siempre, en algún punto de la carrera, vamos a sentir dolor. Y ahí no podemos huir. Tenemos que abrazar el dolor (We have to embrace the pain)". Entonces empecé a decir para mis adentros: "EMBRACE THE PAIN, EMBRACE THE PAIN", a repetirlo como un mantra. Fue casi milagroso, me olvidé del dolor.
Llegamos arriba y la vista era realmente impresionante: para la izquierda se veían los valles y más adelante la bahía; y hacia la derecha se veía el mar. De ese lado, pero adelante y lejos, podía ver Rodeo Beach, una playita que está ubicada en el valle anterior al de la largada/llegada. Estaba LEJÍSIMOS. "Ojalá vayamos hacia el otro lado, y que haya algún tipo de atajo que no conozco hasta Fort Barry", pensé. ¡Qué esperanza! Para el lado que íbamos era más largo, pero en ese momento por suerte no lo sabía.
La bajada era dura, me dolían mucho las uñas de los pies (especialmente la que perdí hace un par de semanas, porque había un pedacito de uña que todavía no se me había caido que estaba medio flojo y me molestaba mucho), y ni hablar de las piernas. "Embrace the pain, embrace the pain", me amigué con el dolor. De golpe empecé a ver casas muy abajo a la izquierda y miles de veleros en un embarcadero. "Wow, no puede ser Sausalito", pensé. Pero era. "Ahí está mi hotel, qué ganas de ir allá! Tan cerca pero tan lejos! ¿Lo llegaré a ver?".
Al asiático ya lo había dejado y ahí apareció mi nuevo compañero de ruta (que salió primero en su categoría): este subía como un animal, nunca vi algo igual; pero en el plano y en las bajadas lo dejaba atrás.
Y llegamos al siguiente puesto de hidratación, donde cometí el peor de los errores que se puede hacer en una carrera: preguntarle a los que están ahí cuánto falta. La mujer me dijo que quedaba 1.6 millas. Le pregunté de nuevo, y me lo reafirmó. Por suerte algo en mi cabeza me decía que estaba errada (yo calculaba que debían faltar más o menos 10k, y tenía razón, porque faltaban 3.2millas para el siguiente puesto de hidratación y 2.8 más hasta la llegada), así que seguí regulando el paso aunque la duda me molestaba, porque no sabía si tenía que dejar el alma en esa subida o no. El sendero ya se había vuelto a juntar con los que corrían 50k así que había más gente, a la que generalmente iba pasando. El sendero se puso más plano cuando se metió en un bosque (pero ahora el camino era amplio y el terreno liso) y empecé a correr, abrazando el dolor. Me encontré con mi compañero, que me había dejado atrás en la subida. "Siempre que se puede correr, me ganás", me dijo. "Pero vos trepás como una cabra", le contesté. En eso, otra subida y me quedé sola de nuevo.
Se acaba el bosque y aparece el último puesto de hidratación. "Bien, bien, se te ve fuerte", me dicen las chicas. Agarré dos vasitos de Gatorade y seguí. Ahora era bajada y sabía que no faltaba nada, así que me solté. Cuando se en camino se ponía más plano, no me importaba nada y seguía corriendo. Y en las subidas también. Fue como si me hubiesen dado un shock de energía. Trataba de anticipar el recorrido, de ver las casitas de Fort Barry, pero nada! Bajamos del camino y nos metemos en un sendero mini que atravesaba unos pastizales. Ahí veo a un chico parado, y por un minuto creo que es Sátur. Se me hizo un terrible nudo en la garganta, y por suerte no era porque creo que me ahogaba... El joven re buena onda me alienta, que no faltaba nada (pero el camino volvía para atrás).
Aparece la ruta y un chico de la organización que me dice que la bordee. Paso a mi compañero y le digo que vamos, que ya estamos. Veo unas casas más adelante y pienso: "Fort Barry, ya está, llegué!!!"; pero no me hacen cruzar la calle, sino que me dicen que siga... ¡Qué desilusión! Y cuando finalmente me hacen cruzar la calle, me dicen que doble hacia la izquierda. "Uff, ahora me van a hacer dar un vueltón antes de ir a la llegada", pero igual no bajé el paso. No way, ya estaba, ahora era llegar o morir en el intento. No se imaginan mi sorpresa cuando doblo y veo a Sátur que me grita a menos de 100 metros, y que a menos de 200 estaba la llegada. No puedo explicar los miles de pensamientos y la emoción. Pensé en Dios, en los lugares increibles que había conocido, en que cuando era chica me dijeron que no podía correr y que ahora estaba terminando mis primeros 80, en todas las cosas lindas que me habían dicho antes de venir, en el apoyo contante e incondicional de Marcelo & Vero, en que muchas veces los de afuera me tienen más fe de la que me tengo yo, en los dobles turnos, en los entrenamientos con frío bajo la lluvia, en las cuestas de Derecho y AM/PM, en que mis nuevas piernas gordas estilo "maradonianas" sirven, en lo impresionante del espíritu humano. En la suerte que tengo. Cuando me acerco al arco escucho un grito: "Vamos Argentina!" y contesto con toda la fuerza de mis pulmones: "VAAAAAAAAMOOOOOOOOOOS!!!!!!!!!!!!!!!!!".

VAAAAAAAAMOOOOOOOOOOS!!!!!!!!!!!!!!!!!


El post fue impresionante. La adrenalina que tenía hacía que no me doliese nada, me sentía FELIZ, como si realmente fuese a explotar de felicidad. Gaby Castillo sacando fotos. Mi compañero del final de la carrera vino a hablarme, y también la rubia que se me había escapado. Resulta que en algún momento la pasé (no me di cuenta) y llegué media hora antes. Apareció una mujer de Paraná que vive en San Fran, y que estaba fascinada que fuésemos argentinos. La veo a Grace, que había terminado bárbaro sus 50k. Adrián Gluck, como siempre, riendo.
Hacía frío y Sátur tenía hambre (yo arrasé con ´maníes cuando terminé la carrera), así que pasamos a buscar mi mochila, pero todavía no habían llegado las cosas que estaban en el puesto de hidratación de Stinson Beach.
¡Menos mal! De golpe escucho: "Tenemos un podio internacional, de Argentina". No pensé que fuese yo, porque entré 2da en mi categoría y se premiaba sólo el 1er puesto. "Souufsdksahds" (se corta el micrófono). "Soufia Can-¿canchilo?" Nunca en mi vida hice las pasadas tan rápidas como corrí hasta ese podio, al que subí de un salto (re canchera!). Arriba estaba Dean Karnazes, quien me dio mi premio!!!!



No sé cómo pude subir a ese podio corriendo así. Al día siguiente, domingo, no podía moverme, me dolía TODO!!! Hasta músculos que NUNCA me habían dolido después de una carrera, como ser los hombros. Una vez que me sentaba, no podía volver a pararme sin ayuda, por lo que tenía que ir a los baños de discapacitados.
El lunes estaba mejor, podía ir a los baños normales.
El martes quise salir a trotar un rato. A los 46 segundos me volví.
Hoy fui una mujer nueva: pude correr, a velocidad sub-ameba, 40 minutos. Pude subir y bajar escaleras. Pude pararme y empujar las sillas hacia atrás estando senatada.
AHORA QUIERO LA PRÓXIMA!!!!
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